Parte 1
Palacio
de Hierro y el Porfiriato
Contexto
Desde
la época del Emperador Maximiliano se empieza a concebir la necesidad de tener
una ciudad que tuviera las características adecuadas tanto para la sociedad
creciente como para tener una proyección hacia el exterior del país como 1) una
nación y 2) una nación avanzada y en progreso. Uno de los pasos para hacer esto
fue la apertura del Paseo de la Reforma, este proyecto luego retomado con
Porfirio Díaz para que a través de las esculturas que se colocaron todo a lo
largo de la avenida se tuviera una “idea de la historia de México”:
…el
secretario de Fomento Vicente Riva Palacio resumió el papel educativo y social
que los funcionarios porfiristas esperaban que desempeñase el Paseo de la
Reforma en la ciudad moderna […] Así, las cuatro estatuas –el monumento a
Carlos IV, Colón, Cuauhtémoc y el monumento a la Independencia- simbolizaban
etapas históricas en el triunfante desarrollo de México moderno [...][1]
Como
antecedentes arquitectónicos debemos de tener presente que antes la Academia de
San Carlos era la que estaba encargada de la proyección y supervisión de las
obras arquitectónicas y en el programa artístico estaba inscrito el estilo
neoclásico. Esto es importante ya que para le época porfiriana en un interés de
crear una ciudad y una nación cosmopolita se empiezan a traer diferentes
estilos artísticos, por lo que generalmente se considera que en este periodo
(1900-1910) hay un eclecticismo arquitectónico.
“En
la ciudad porfiriana los pórticos de columnas clásicas adquieren una gran
importancia. Su significación encierra un contexto civil y laico que va, desde
el concepto de Independencia y Emancipación colonial, política y religiosa, hasta
el triunfo de la clase burguesa que ideológicamente al final del porfiriato, en
sus alas más progresivas, se juzgaba a sí misma como universal y científica”[2].
Mas allá de lo que el autor quiera decir con la utilización de formas clásicas,
es de resaltar que habla de la clase burguesa como universal, y esto es de suma
importancia para comprender por qué se da tanta relevancia al lujo que puede
transmitir el edificio por sí sólo, sin tener en cuenta que se trate de una de
las tiendas departamentales más importantes del momento e incluso de la
actualidad (entendiendo Palacio de Hierro como marca y no sólo como el
establecimiento en el Centro)
Con
respecto a los tipos arquitectónicos que se relacionan con la sociedad
burguesa: “En la arquitectura civil de edificios urbanos, tales como grandes
almacenes, comercios, casinos, círculos y hoteles de la ciudad de México y las
capitales de provincias, los modelos eran siempre foráneos, siguiendo el
dictado de la moda”[3],
lo que habla justo de este interés cosmopolita y de la intención de que el país
sea visto como competencia a la par con el resto de los países europeos.
En
otro aspecto, con la Revolución industrial llegaron muchos avances tecnológicos
que a su vez trajeron consigo no sólo beneficios sino también una serie de
cambios para la sociedad.
En
lo que respecta a este trabajo es importante destacar cómo la industria
manufacturera con sus innovaciones empezó la producción en grandes cantidades
lo que favoreció en gran manera a muchas industrias entre ellas la textil, ya
que gracias a esto se dio mayor variedad y riqueza en los diseños de las telas
y en la producción de las mismas.
Consecuencia
de esto es la creación de tiendas de mayor tamaño que pudieran albergar la
cantidad de productos que se hacían y que eran demandados por una sociedad
también creciente en la que se veía el surgimiento de una nueva clase social:
la clase media.
De
esta necesidad surge en París en 1852 la primera tienda departamental llamada Au Bon Marché en la que se podía
encontrar diversidad de productos que se vendían a precios fijos. Esta tienda
estableció una tipología arquitectónica para el resto de las tiendas que
vendrían después en el resto de Europa y en América. También fue innovadora al
incorporar el uso de la prensa como medio de publicidad al presentar sus
anuncios con los productos ofertados, esto se puede ver e interpretar desde la
concepción integral de tienda en la que se incorpora una estrategia de
mercadotecnia.
Ahora
bien, en el contexto de México, para la llegada y creación de estas tiendas
departamentales, hay que tener en cuenta varios aspectos. Entre ellos destacan
el cambio de mercado que hubo tras la expulsión y retirada de los españoles,
con esto los franceses aprovechan la oportunidad y toman poder del marcado.
También un factor importantísimo fueron las alianzas que tenía el Presidente
Porfirio Díaz con Francia y su política exterior en la que se favorecían los
tratos con los países Europeos más avanzados así como con Estados Unidos.
Un poco de Historia
Retomando
la idea anterior, la creación de estas tiendas se vio influenciada no sólo por
los aspectos políticos y económicos sino también por una sociedad que demandaba
la satisfacción de una necesidad de consumo que poco a poco fue creciendo.
Primero empezaron los conocidos como barcelonetas que en un principio fueron
vendedores puerta a puerta, luego hicieron sus cajas de ropa, ya
establecimientos donde podían vender su mercancía y con esto se incrementó la
llegada de franceses que venían a hacer sus empresas y negocios.
Entre
ellos están los protagonistas de la creación del Palacio de Hierro. En un
resumen muy breve de cómo fue la historia: Gassier y Reynaud eran los dueños de
Fábricas de Francia, ellos se asocian con Joseph Tron y José Léautaud. Para
1882 se crea J. Tron y Cía. con varios socios (compañía mercantil colectiva),
de los que destacan los hermanos Tron y viene a sustituir la empresa anterior.
Para esta nueva compañía se necesitaba un
edificio nuevo, cabe destacar que el Centro Mercantil proyecto de Daniel de la
Garza también ya estaba planeado pero como un centro de múltiples
establecimientos, no como una tienda departamental que era el concepto de Tron
y Cía. El proyecto fue encomendado a Ignacio y Eusebio de la Hidalga.
[1]
McMichael Reese, Carol,
“Nacionalismo, progreso y modernidad en la cultura arquitectónica de la Ciudad
de México” en Hacia otra historia del
arte en México. Tomo II, CONACULTA, 2001, pp. 190-191.
[2]
Bonet Correa, Antonio, La Arquitectura de la época porfiriana,
México: Secretaría de Educación Pública, Instituto Nacional de Bellas
Artes, 1980, p.31.
[3] Íbid,
p.24
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