lunes, 1 de abril de 2013

El Palacio de Hierro y el Porfiriato

El Palacio de Hierro
Parte 2



El edificio original

Para la primera tienda departamental de México se pensó establecerla en San Bernardo y pasaje de la Diputación (5 de febrero y Venustiano Carranza actualmente). Se decidió construir en ese lugar un edificio de 5 pisos para denotar la importancia del mismo.
En 1888 se inició la construcción del edificio a cargo de los arquitectos mencionados con anterioridad; y la obra se terminó en 1891 y al inaugurarse los Sres. Tron, Léautaud y socios decidieron cambiar a denominación por la de El Palacio de Hierro, ya que durante su construcción la gente empezó a conocerlo de este modo por los materiales usados.
Para 1893 se estableció un sistema de precios fijos en todos los artículos. Cinco años más tarde la razón social J. Tron y Cía. se transforma en sociedad anónima: El Palacio de Hierro S.A., siendo la primera casa comercial en la República Mexicana que se transformaba en sociedad anónima.
El edificio tuvo ampliaciones y para 1911 fue remodelado en pro de que reflejara el lujo que había alcanzado la empresa. La fachada se volvió mucho más ornamentada, no como la primera que reflejaba un aspecto más sencillo.
El 15 de abril de 1914, un incendio que empezó en uno de los aparadores de las calles de Monterilla, hoy 5 de febrero, destruyó totalmente el inmueble.
Como edificio cabe destacar no sólo el uso de los nuevos materiales que al final le dieron su nombre a la tienda sino que este lugar tenía 2 elevadores: uno para los clientes y otro para la mercancía. También en el aspecto conceptual es interesante destacar que dentro de la misma tienda había un microcosmos de jerarquías en el que en los pisos inferiores estaban las mercancías más accesibles al público en general, mientras que los pisos superiores estaban reservados para la mercancía de importación.


El edificio nuevo

Tras la destrucción del antiguo edificio y con la Revolución al pie del cañón, la construcción del nuevo edificio se vio demorada hasta 1918, cuando se firmaron los contratos para iniciar la construcción a cargo de Paul Dubois[1]. Tres años más tarde en 1921 –el 22 de octubre- se hace la inauguración del edificio, que logra combinar tanto el Art nouveau como el Art decó. Al tener como antecedente el incendio que se llevó el edificio anterior, esta tienda fue construida en concreto armado, para evitar el mismo incidente.
La fachada del edificio es semejante a la del edificio anterior remodelado. Se trata de un edificio con grandes ventanales muy al estilo de la Escuela de Chicago, en la que los muros se vuelven grandes ventanales que dan mayor luminosidad al interior del edificio. Se puede notar una diferencia entre los ventanales de los primeros pisos comparados con los del último, esta distinción se debe a que en esa época la parte de hasta arriba eran los aposentos de los trabajadores Hay un equilibrio entre la horizontalidad y la verticalidad del recinto que en la esquina se ve quebrado por una cúpula que hacia abajo se continúa con la forma cilíndrica de la misma, haciendo que esto resalte de entre la rectitud del resto de los muros.
De igual manera, en la fachada se pueden observar decorados en mosaico vidriado con motivos florales en colores dorados para el fondo y azules y verdes para las figuras, debajo de cada ventanal se puede apreciar este tipo de decoración; ésta también aplica para las tipografías que se encuentran en “la torre” por llamarla de alguna manera, y en el costado de la tienda donde se puede ver el nombre de la misma.
Por otro lado, en el interior, el espacio arquitectónico se ve dividido en dos por un pasillo central. Son cinco pisos de altura y un sótano. La distribución espacial se da alrededor de dos patios generados por el pasillo central antes mencionado. Estos patios interiores le dan a la tienda una impresión de apertura ya que desde cualquier piso se puede ver fácilmente hacia cualquier otro nivel. La decoración es muy sencilla en los barandales de fierro, la geometría remite al Art decó. En cada piso hay letreros en los que se señalan los diferentes departamentos, estos remiten a los que se encuentran afuera en la fachada de la esquina y que también hacen referencia a las diferentes divisiones de productos de la tienda.
Techando los dos patios mencionados se encuentran dos vitrales que fueron hechos en París y cuyos decorados continúan con la temática vegetal y floral multicolor. En aquella época esto servía para mantener un espacio bien iluminado junto con los ventanales pero ahora éstos se encuentran cubiertos de manera que la mayoría de la luz en el interior es artificial.
  
 
Conclusiones

En la arquitectura porfiriana se puede descifrar un discurso de poder que va relacionado con la intención de hacer notar que México es un país que está progresando y que está teniendo avances significativos no sólo en el aspecto político sino en el social y el económico.
Desde este punto de vista también se puede notar que la arquitectura es un medio perfecto para manifestar estos avances y progresos ya que se trata de manifestaciones monumentales que a fuerza son percibidas por toda la sociedad ya que no sólo transforman el espacio sino que se imponen en el mismo dándole una nueva imagen al paisaje urbano.
En lo que respecta a la arquitectura, son espacios habitables y funcionales que además son pensados de una manera estética. De este modo con el ejemplo analizado, El Palacio de Hierro, podemos ver desde la fachada que el edificio se está presentando como un lugar de prestigio y de lujo para la época. El interior también está concebido para que la persona que lo recorre pueda apreciar la magnitud del espacio; esto pensando que se trata de los años veintes y también considerando que la tienda ya es una marca prestigiada y consolidada entre el público de la alta sociedad de México.
Viendo los aspectos publicitarios de la época del primer edificio remodelado, se puede apreciar cómo la los anuncios también jugaron un aspecto bastante importante en la creación del imaginario de la sociedad de progreso. En ellos se ve un edificio magnífico y la gente que asiste a la tienda va en sus mejores trajes, como si se tratara de un evento social, lo cual sería interesante analizar pero no es el objetivo principal de este trabajo. De esto se puede inferir la clase asidua a la tienda y del mismo modo se puede hacer una conexión con lo que se ha estado mencionando a lo largo del trabajo: el progreso y el interés político que hay detrás de que haya una imagen así circulando por la ciudad. Y este es sólo un ejemplo, las demás tiendas que fueron apareciendo después también se apoyaban de la prensa y de los carteles para hacerse publicidad. Esto lo podemos seguir viendo, la publicidad del Palacio de Hierro va dirigida a cierto público de la población y sigue tratando de mantener esa imagen y ese estatus de tienda de lujo.
Por último es interesante analizar cómo de este edificio histórico se puede hacer no sólo un análisis de los espacios contemporáneos de venta sino también un estudio de cómo lo viejo convive con lo nuevo y de cómo a través del tiempo se han movido los centros de compra de la población de la alta sociedad, por decirlo de algún modo; ya que no es el mismo público el que asiste al Palacio de Hierro del Centro al público que va a cualquier otro que se encuentre en la Ciudad. Del mismo modo también es interesante esto que mencioné: que ya no es una tienda exclusiva sino que se trata de una cadena de establecimientos, y esto responde justo a las necesidades de la sociedad actual y al capitalismo siempre presente pero es una buena reflexión pensar ya no sólo en una tienda única sino en una tienda que tiene que compartir espacio con la competencia (en centros comerciales) y cuales son las implicaciones que esto tiene en la arquitectura y la concepción del espacio para la tienda.


Bibliografía
Bonet Correa, Antonio, La Arquitectura de la época porfiriana, México: Secretaría de Educación Pública, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1980.
Hernández Franyuti, Regina (comp.), La Ciudad de México en la primera mitad del siglo XIX, México: Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1994.
González Gamio, Ángeles, “Y llegaron los franceses”,
Martínez Gutiérrez, Patricia, El Palacio de Hierro: arranque de la modernidad arquitectónica en la Ciudad de México, México: Facultad de Arquitectura, Instituto de Investigaciones Estéticas, Universidad Nacional Autónoma de México, 2005.
McMichael Reese, Carol, “Nacionalismo, progreso y modernidad en la cultura arquitectónica de la Ciudad de México” en Hacia otra historia del arte en México. Tomo II, CONACULTA, 2001, pp. 175-219.
Ribera Carbó, Eulalia,  “Imagen Urbana, nación e identidad. Una historia de cambios y permanencias” en El Siglo XIX mexicano,
http://www.elpalaciodehierro.com.mx/webapp/wcs/stores/servlet/CorporateHistoryAndPhilosophy?storeId=10001&catalogId=10051&mpCatalogId=10052


[1] Profesor de composición arquitectónica en la Academia de Bellas Artes.

El Palaco de Hierro y el Porfiriato

El Palacio de Hierro 
Parte 1



Palacio de Hierro y el Porfiriato
Contexto



Desde la época del Emperador Maximiliano se empieza a concebir la necesidad de tener una ciudad que tuviera las características adecuadas tanto para la sociedad creciente como para tener una proyección hacia el exterior del país como 1) una nación y 2) una nación avanzada y en progreso. Uno de los pasos para hacer esto fue la apertura del Paseo de la Reforma, este proyecto luego retomado con Porfirio Díaz para que a través de las esculturas que se colocaron todo a lo largo de la avenida se tuviera una “idea de la historia de México”: 

…el secretario de Fomento Vicente Riva Palacio resumió el papel educativo y social que los funcionarios porfiristas esperaban que desempeñase el Paseo de la Reforma en la ciudad moderna […] Así, las cuatro estatuas –el monumento a Carlos IV, Colón, Cuauhtémoc y el monumento a la Independencia- simbolizaban etapas históricas en el triunfante desarrollo de México moderno [...][1]

Como antecedentes arquitectónicos debemos de tener presente que antes la Academia de San Carlos era la que estaba encargada de la proyección y supervisión de las obras arquitectónicas y en el programa artístico estaba inscrito el estilo neoclásico. Esto es importante ya que para le época porfiriana en un interés de crear una ciudad y una nación cosmopolita se empiezan a traer diferentes estilos artísticos, por lo que generalmente se considera que en este periodo (1900-1910) hay un eclecticismo arquitectónico.
“En la ciudad porfiriana los pórticos de columnas clásicas adquieren una gran importancia. Su significación encierra un contexto civil y laico que va, desde el concepto de Independencia y Emancipación colonial, política y religiosa, hasta el triunfo de la clase burguesa que ideológicamente al final del porfiriato, en sus alas más progresivas, se juzgaba a sí misma como universal y científica”[2]. Mas allá de lo que el autor quiera decir con la utilización de formas clásicas, es de resaltar que habla de la clase burguesa como universal, y esto es de suma importancia para comprender por qué se da tanta relevancia al lujo que puede transmitir el edificio por sí sólo, sin tener en cuenta que se trate de una de las tiendas departamentales más importantes del momento e incluso de la actualidad (entendiendo Palacio de Hierro como marca y no sólo como el establecimiento en el Centro)
Con respecto a los tipos arquitectónicos que se relacionan con la sociedad burguesa: “En la arquitectura civil de edificios urbanos, tales como grandes almacenes, comercios, casinos, círculos y hoteles de la ciudad de México y las capitales de provincias, los modelos eran siempre foráneos, siguiendo el dictado de la moda”[3], lo que habla justo de este interés cosmopolita y de la intención de que el país sea visto como competencia a la par con el resto de los países europeos.

En otro aspecto, con la Revolución industrial llegaron muchos avances tecnológicos que a su vez trajeron consigo no sólo beneficios sino también una serie de cambios para la sociedad.
En lo que respecta a este trabajo es importante destacar cómo la industria manufacturera con sus innovaciones empezó la producción en grandes cantidades lo que favoreció en gran manera a muchas industrias entre ellas la textil, ya que gracias a esto se dio mayor variedad y riqueza en los diseños de las telas y en la producción de las mismas.
Consecuencia de esto es la creación de tiendas de mayor tamaño que pudieran albergar la cantidad de productos que se hacían y que eran demandados por una sociedad también creciente en la que se veía el surgimiento de una nueva clase social: la clase media.

De esta necesidad surge en París en 1852 la primera tienda departamental llamada Au Bon Marché en la que se podía encontrar diversidad de productos que se vendían a precios fijos. Esta tienda estableció una tipología arquitectónica para el resto de las tiendas que vendrían después en el resto de Europa y en América. También fue innovadora al incorporar el uso de la prensa como medio de publicidad al presentar sus anuncios con los productos ofertados, esto se puede ver e interpretar desde la concepción integral de tienda en la que se incorpora una estrategia de mercadotecnia.

Ahora bien, en el contexto de México, para la llegada y creación de estas tiendas departamentales, hay que tener en cuenta varios aspectos. Entre ellos destacan el cambio de mercado que hubo tras la expulsión y retirada de los españoles, con esto los franceses aprovechan la oportunidad y toman poder del marcado. También un factor importantísimo fueron las alianzas que tenía el Presidente Porfirio Díaz con Francia y su política exterior en la que se favorecían los tratos con los países Europeos más avanzados así como con Estados Unidos.

Un poco de Historia

Retomando la idea anterior, la creación de estas tiendas se vio influenciada no sólo por los aspectos políticos y económicos sino también por una sociedad que demandaba la satisfacción de una necesidad de consumo que poco a poco fue creciendo. Primero empezaron los conocidos como barcelonetas que en un principio fueron vendedores puerta a puerta, luego hicieron sus cajas de ropa, ya establecimientos donde podían vender su mercancía y con esto se incrementó la llegada de franceses que venían a hacer sus empresas y negocios.
Entre ellos están los protagonistas de la creación del Palacio de Hierro. En un resumen muy breve de cómo fue la historia: Gassier y Reynaud eran los dueños de Fábricas de Francia, ellos se asocian con Joseph Tron y José Léautaud. Para 1882 se crea J. Tron y Cía. con varios socios (compañía mercantil colectiva), de los que destacan los hermanos Tron y viene a sustituir la empresa anterior.
Para esta nueva compañía se necesitaba un edificio nuevo, cabe destacar que el Centro Mercantil proyecto de Daniel de la Garza también ya estaba planeado pero como un centro de múltiples establecimientos, no como una tienda departamental que era el concepto de Tron y Cía. El proyecto fue encomendado a Ignacio y Eusebio de la Hidalga.


[1] McMichael Reese, Carol, “Nacionalismo, progreso y modernidad en la cultura arquitectónica de la Ciudad de México” en Hacia otra historia del arte en México. Tomo II, CONACULTA, 2001, pp. 190-191.
[2] Bonet Correa, Antonio, La Arquitectura de la época porfiriana, México: Secretaría de Educación Pública, Instituto Nacional de Bellas Artes, 1980, p.31.
[3] Íbid, p.24