Parte 2
El edificio original
Para
la primera tienda departamental de México se pensó establecerla en San Bernardo
y pasaje de la Diputación (5 de febrero y Venustiano Carranza actualmente). Se
decidió construir en ese lugar un edificio de 5 pisos para denotar la
importancia del mismo.
En 1888
se inició la construcción del edificio a cargo de los arquitectos mencionados
con anterioridad; y la obra se terminó en 1891 y al inaugurarse los Sres. Tron,
Léautaud y socios decidieron cambiar a denominación por la de El Palacio de
Hierro, ya que durante su construcción la gente empezó a conocerlo de este modo
por los materiales usados.
Para
1893 se estableció un sistema de precios fijos en todos los artículos. Cinco
años más tarde la razón social J. Tron y Cía. se transforma en sociedad anónima:
El Palacio de Hierro S.A., siendo la primera casa comercial en la República
Mexicana que se transformaba en sociedad anónima.
El
edificio tuvo ampliaciones y para 1911 fue remodelado en pro de que reflejara
el lujo que había alcanzado la empresa. La fachada se volvió mucho más
ornamentada, no como la primera que reflejaba un aspecto más sencillo.
El 15
de abril de 1914, un incendio que empezó en uno de los aparadores de las calles
de Monterilla, hoy 5 de febrero, destruyó totalmente el inmueble.
Como
edificio cabe destacar no sólo el uso de los nuevos materiales que al final le
dieron su nombre a la tienda sino que este lugar tenía 2 elevadores: uno para
los clientes y otro para la mercancía. También en el aspecto conceptual es
interesante destacar que dentro de la misma tienda había un microcosmos de
jerarquías en el que en los pisos inferiores estaban las mercancías más
accesibles al público en general, mientras que los pisos superiores estaban
reservados para la mercancía de importación.
El edificio nuevo
Tras
la destrucción del antiguo edificio y con la Revolución al pie del cañón, la
construcción del nuevo edificio se vio demorada hasta 1918, cuando se firmaron
los contratos para iniciar la construcción a cargo de Paul Dubois[1].
Tres años más tarde en 1921 –el 22 de octubre- se hace la inauguración del
edificio, que logra combinar tanto el Art
nouveau como el Art decó. Al
tener como antecedente el incendio que se llevó el edificio anterior, esta
tienda fue construida en concreto armado, para evitar el mismo incidente.
La
fachada del edificio es semejante a la del edificio anterior remodelado. Se
trata de un edificio con grandes ventanales muy al estilo de la Escuela de
Chicago, en la que los muros se vuelven grandes ventanales que dan mayor
luminosidad al interior del edificio. Se puede notar una diferencia entre los
ventanales de los primeros pisos comparados con los del último, esta distinción
se debe a que en esa época la parte de hasta arriba eran los aposentos de los
trabajadores Hay un equilibrio entre la horizontalidad y la verticalidad del
recinto que en la esquina se ve quebrado por una cúpula que hacia abajo se
continúa con la forma cilíndrica de la misma, haciendo que esto resalte de
entre la rectitud del resto de los muros.
De
igual manera, en la fachada se pueden observar decorados en mosaico vidriado
con motivos florales en colores dorados para el fondo y azules y verdes para
las figuras, debajo de cada ventanal se puede apreciar este tipo de decoración;
ésta también aplica para las tipografías que se encuentran en “la torre” por
llamarla de alguna manera, y en el costado de la tienda donde se puede ver el
nombre de la misma.
Por
otro lado, en el interior, el espacio arquitectónico se ve dividido en dos por
un pasillo central. Son cinco pisos de altura y un sótano. La distribución
espacial se da alrededor de dos patios generados por el pasillo central antes
mencionado. Estos patios interiores le dan a la tienda una impresión de
apertura ya que desde cualquier piso se puede ver fácilmente hacia cualquier
otro nivel. La decoración es muy sencilla en los barandales de fierro, la
geometría remite al Art decó. En cada
piso hay letreros en los que se señalan los diferentes departamentos, estos
remiten a los que se encuentran afuera en la fachada de la esquina y que
también hacen referencia a las diferentes divisiones de productos de la tienda.
Techando
los dos patios mencionados se encuentran dos vitrales que fueron hechos en
París y cuyos decorados continúan con la temática vegetal y floral multicolor.
En aquella época esto servía para mantener un espacio bien iluminado junto con
los ventanales pero ahora éstos se encuentran cubiertos de manera que la
mayoría de la luz en el interior es artificial.
Conclusiones
En
la arquitectura porfiriana se puede descifrar un discurso de poder que va
relacionado con la intención de hacer notar que México es un país que está
progresando y que está teniendo avances significativos no sólo en el aspecto
político sino en el social y el económico.
Desde
este punto de vista también se puede notar que la arquitectura es un medio
perfecto para manifestar estos avances y progresos ya que se trata de
manifestaciones monumentales que a fuerza son percibidas por
toda la sociedad ya que no sólo transforman el espacio sino que se imponen en
el mismo dándole una nueva imagen al paisaje urbano.
En
lo que respecta a la arquitectura, son espacios habitables y funcionales que
además son pensados de una manera estética. De este modo con el ejemplo
analizado, El Palacio de Hierro, podemos ver desde la fachada que el edificio
se está presentando como un lugar de prestigio y de lujo para la época. El
interior también está concebido para que la persona que lo recorre pueda
apreciar la magnitud del espacio; esto pensando que se trata de los años
veintes y también considerando que la tienda ya es una marca prestigiada y
consolidada entre el público de la alta sociedad de México.
Viendo
los aspectos publicitarios de la época del primer edificio remodelado, se puede
apreciar cómo la los anuncios también jugaron un aspecto bastante importante en
la creación del imaginario de la sociedad de progreso. En ellos se ve un
edificio magnífico y la gente que asiste a la tienda va en sus mejores trajes,
como si se tratara de un evento social, lo cual sería interesante analizar pero
no es el objetivo principal de este trabajo. De esto se puede inferir la clase
asidua a la tienda y del mismo modo se puede hacer una conexión con lo que se
ha estado mencionando a lo largo del trabajo: el progreso y el interés político
que hay detrás de que haya una imagen así circulando por la ciudad. Y este es
sólo un ejemplo, las demás tiendas que fueron apareciendo después también se
apoyaban de la prensa y de los carteles para hacerse publicidad. Esto lo
podemos seguir viendo, la publicidad del Palacio de Hierro va dirigida a cierto
público de la población y sigue tratando de mantener esa imagen y ese estatus
de tienda de lujo.
Por
último es interesante analizar cómo de este edificio histórico se puede hacer
no sólo un análisis de los espacios contemporáneos de venta sino también un
estudio de cómo lo viejo convive con lo nuevo y de cómo a través del tiempo se
han movido los centros de compra de la población de la alta sociedad, por
decirlo de algún modo; ya que no es el mismo público el que asiste al Palacio
de Hierro del Centro al público que va a cualquier otro que se encuentre en la
Ciudad. Del mismo modo también es interesante esto que mencioné: que ya no es
una tienda exclusiva sino que se trata de una cadena de establecimientos, y
esto responde justo a las necesidades de la sociedad actual y al capitalismo
siempre presente pero es una buena reflexión pensar ya no sólo en una tienda
única sino en una tienda que tiene que compartir espacio con la competencia (en
centros comerciales) y cuales son las implicaciones que esto tiene en la
arquitectura y la concepción del espacio para la tienda.
Bibliografía
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